FRANCISCO BAUTISTA TOLEDO
Trazos de agua
01 Noviembre, 2019 – 02:37h
Las acuarelas de Annie Chiva constituyen relatos líricos escritos en una grafía cromática, en los cuales se describe su experiencia pasional al enfrentarse al paisaje que la rodea. Las manchas se organizan en el blanco del papel, distinguiendo sus tonos, de cuya gravedad reposada surgen, las ideas de figuras que descubren el escenario natural que seduce la mirada de la pintora.
Annie Chiva es una pintora francesa afincada en Almería, seducida por su naturaleza, que busca sus raíces explorando su ambiente. Describe en cada una de las piezas el momento de la luz, repasando de forma pausada cada uno de los colores que definen el detalle oportuno, el punto exacto que construye en su conjunto la imagen reflejada en ellas.
Imprime colores de gran fulgor contemplativo, cuyos trazos esparcidos heterogéneamente, en el flujo acuoso del pincel, generan volumen en la superficie, rugosidad presentida que incorpora profundidad a toda la composición. El resultado es un espacio fantástico, lugar donde abrazada por la espesa paleta de la artista se interna la atención, para perderse en cada uno de sus rincones, buscando descubrir los genios del lugar, el duende que da pulso al paisaje atrapado. No se queda la autora en una mera representación de la experiencia visualizada, pues se aleja de la fiel reproducción, ni tampoco quiere dejar la huella de sus sentimientos expresados en colores, en formas cromáticas caprichosas, sino que interpreta la esencia del ambiente, tal y como es captada en el instante emocional que la extrae del tiempo. El trabajo plástico de Annie Chiva posee un entramado de gran complejidad técnica, pues consigue sujetar en el traicionero rastro de la pincelada húmeda la fuerza intensa de la tonalidad, huyendo de la sencilla